Dios creó el desierto para que el hombre pudiera sonreír al ver las palmeras.

Cuando escribo un libro, lo hago para mí mismo; la reacción depende del lector. No es mi asunto si a la gente le gusta o disgusta.

Solamente pasaba diez minutos con el amor de su vida, y miles de horas pensando en él.

Cada ser humano tiene, dentro de sí, algo mucho más importante que él mismo: su don.

La juventud es así, establece los propios límites sin preguntar si el cuerpo es capaz de soportarlos. Y el cuerpo siempre lo es.

Yo conozco mejor que nadie mi propia vida. Por eso soy el único que puede juzgarme, criticarme, o aplaudirme cuando yo quiera.

No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros.

Cuanto más en armonía estás contigo mismo, más disfrutas y más fe tienes. La fe no te desconecta de la realidad, te conecta con ella.

Es necesario aprender lo que necesitamos y no únicamente lo que queremos.

Cuando alguien desea algo debe saber que corre riesgos y por eso la vida vale la pena.

Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia.

En el amor no existen reglas. Podemos intentar guiarnos por un manual, controlar el corazón, tener una estrategia de comportamiento… Pero todo eso es una tontería.

Ninguna vida está completa sin un toque de locura.

La vida se mueve rápidamente. Nos precipita desde el cielo al infierno en cuestión de segundos.

No seas de esos que buscan, encuentran, y después huyen con miedo.

Sé fuerte para que nadie te derrote, noble para que nadie te humille, y tú mismo para que nadie te olvide.

Esperar duele. Olvidar duele. Pero el peor de los sufrimientos es no saber qué decisión tomar.

Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él.

La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante.

No se debe juzgar al amor por el sufrimiento pasado.

Siempre hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Cerrando ciclos, cerrando puertas, terminando capítulos; no importa el nombre que le demos, lo que importa es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya se han acabado.

La calma absoluta no es la ley del océano. Lo mismo ocurre en el océano de la vida.

Quien interfiere en el destino de los otros nunca encontrará el suyo propio.

No es necesario dar para recibir, cuando una ama, da todo de sí, sin importar nada más.

Tenemos que parar y ser lo suficientemente humildes para parar y entender que hay algo llamado misterio.

¿Qué es lo que hace que una persona se deteste a sí misma? Quizás la cobardía. O el eterno miedo de equivocarse, de no hacer lo que los otros esperan.

Cuando amamos, siempre luchamos por ser mejor de lo que somos. Cuando luchamos por ser mejor de lo que somos, todo alrededor nuestra se convierte en algo mejor.

No todo en la vida es de un color o de otro. Miren sino el arco iris.

El mundo está en las manos de la gente capaz de ver las transformaciones del presente, de la gente con coraje para vivir sus sueños, cada cual de acuerdo con su propio talento.

La vida no se trata de tener buenas respuestas, se trata de tener preguntas interesantes.

Cuando todos los días parecen iguales es porque hemos dejado de percibir las cosas buenas que aparecen en nuestras vidas.

En vez de maldecir el lugar en el que caíste, deberías buscar aquello que te hizo resbalar.

Quien ama esperando una recompensa está perdiendo el tiempo.

Es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños que ser derrotados sin siquiera saber por qué se está luchando.

El arte del sexo es el arte de controlar el descontrol.

Algunas veces hay que decidirse entre una cosa a la que se está acostumbrado y otra que nos gustaría conocer.

Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.

Todo el mundo parece tener la idea clara de cómo las otras personas deberían vivir sus vidas, pero ninguna sobre la suya propia.

El guerrero entonces comprende que las experiencias repetidas tienen una única finalidad: enseñarle lo que no quiere aprender.

Sí tu corazón tiene miedo, explícale que el miedo a sufrir es peor que el mismo sufrimiento y que ningún corazón jamás sufrió cuando fue en busca de sus sueños porque cada momento de búsqueda es un momento de encuentro con Dios y con la eternidad.

Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos.

Si llegamos hasta el final de nuestra historia, veremos que muchas veces el bien está disfrazado de mal, pero continúa siendo el bien.

Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.

El dolor está en nuestra vida cotidiana, en el sufrimiento escondido, en la renuncia que hacemos y culpamos al amor por la derrota de nuestros sueños.

Si piensas que la aventura es peligrosa, prueba la rutina: es mortal.

El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo.

Todo está permitido, menos interrumpir una manifestación de amo.

Esto es la libertad: sentir lo que el corazón desea, independientemente de la opinión de los otros. El amor libera.

Las decisiones son solo el comienzo de algo. Cuando alguien toma una decisión, se zambulle en una poderosa corriente que lleva a una persona hasta un lugar que jamás hubiera soñado en el momento de decidirse.